sábado, 4 de junio de 2016

LA DE INDALECIO II






     Marimba es un pillamiñocas sin oficio ni trazas de llegar a nada en la vida. Marimba se ayuda de los consanguíneos y anda al jornal. Tanto te siega un balado, como te libra una tajea, como te limpia una gavia. Cuando no, se anota en el Concejo por si cae algo, y si no, pues pasa lamiendo. Cualquiera cosa menos atarse a un empleo como es debido.

     Que quién lo iba a decir. Que aún lo acuerdo haciendo palomitas en la de Camba, tal García Remón, cobrando el esférico a dos manos y cayendo como una pluma en el alcacén de la traveira. Marimba cuando tuvo edad fichó por el Sporting Club Cambre,  vivió su momento de gloria con el Brexo-Lema, y colgó las botas en el Santirso SD, donde chupó más banquillo que las toallas.


     En la de Indalecio echan el partido. Desde el otro pico del mostrador Marimba recuerda que, a mayores de cancerbero, en alguna hora también probó para solista de los Trovadores:

  - AAAAAAAAAAAÁH........ÚH............MAAAAAAAAAMBÓ. Así, me cago en las estrepias. Así cantan los buenos. ¡Con pulmón!

     Marimba entona para el foráneo. Marimba hace buena que quedó sin pitillos y, mal que piensa que no se engaña, sí se engaña, se engaña de parte a parte. El foráneo ni es del Madrid, ni fuma winston de batea, ni del otro.

 - .... ¿Negro? ¿Que tengo, cara de dormir en un alpendre? ¡Me cago hasta en la esclavitud!

     La sangre no llega al río porque Mercedes media y pone a Marimba, como siempre (ya empieza a ser costumbre) en su sitio. Los parroquianos, que están de vuelta de todo, disimulan, juegan al tute, cascan y comen pipas facundo. Algunos saldan al subastado. Los del dominó estampan las fichas sobre la mesa, sobre su chapa color castaña, con más vehemencia que mala fe. Hay quien reparte a la escoba y quien se anima leyendo el diario. Los absortos presencian cómo Santillana remata alto al graderío. En el comedor de la de Indalecio unos mozos hacen rodar la bola por el cajón del futbolín. A veces, si uno se despista, no sabe bien si la bola bate contra las baldas o plantan arriba en el bar una ficha de dominó

     Marimba tiene dedos de gorrión y los tiene amarillos de tanto fumar winston. El winston le sale a cuenta encargárselo a Susiño de Pazos que lo consigue en La Coruña por cartones y de estraperlo. Marimba fuma como las señoritas, pero cuando el pitillo va muriendo, forma una cofia con sus dedos de gorrión, se besa las uñas y apura la colilla hasta que le empieza a quemar el cuspe. Después tira el filtro al suelo y lo esmaga con un paso y medio de tuis.

     Los sábados Marimba junta para invertirlo todo a la noche en la Flor de Montouto. Allí se conduce como lo que es, un verdadero poeta, un bardo, un mago de la palabra.

 - ¡Rubia! Pon aquí una bañera de cubalibres.

     Con la cabaña de rapaces a los que lleva bien veinte años, Marimba se traslada a la Flor en el bus de las nueve que para enfrente a la de Indalecio. La sala fleta autocares, los larga todo a la redonda, corre con la minuta, y se garantiza sábado tras sábado el lleno a reventar . Los días que chispea (los más porque en verano la sala echa el cierre) la luz mortecina, amarilla como el unto que se cura en la de Gumersindo de Picacheiro, en el coche de La Flor se pelea con el amarillo difunto de sus dedos.  Marimba sube el último, como siempre (ya empieza a ser costumbre), lo mismo con un poco de fachenda por casi no tenerse de pie.


     No sólo a la Flor, Marimba va a todos los lados en coche de línea. Si tiene que ir a la casa de Coiro, monta en La Abrigosa. Si tiene que ir al Papagayo, monta en El Souto. En su día pudo pero no le dio la gana de tener coche particular. Hay años estuvo matriculado en la autoescuela, en la Marte, pero entonces pasó lo de Lolo. De vuelta de una farra a Lolo de Cacheiro y a uno de Guísamo se les fue el Simca en el Temple, antes del Paraguas del Burgo, o después, según se vaya o se venga de La Coruña. Ellos venían, venían de la Coruña, o sea que fue despues del Paraguas, cayeron al río los dos,  a los dos los tragó el río Mero. Pero el propio río determinó separar sus destinos. Fue saberlo Marimba y plantar el código de circulación, ya nunca le llevó mucha idea sacar el carné, pero desde aquella no se pone al volante ni por cien mil pesetas.

- Oistes, Marimba, eso no cuadra. El que murió fue Lolo y no conducía.
- Yo bien sé lo que digo, me cago en el sol.

     Con diferencia lo que mas edifica a Marimba es impartir, aleccionar sobre lo humano y lo divino. Encima de  la hierba del americano están acostados José das Eiras y Pablo y Xaquín de Lapa. Junto a los mirtos, Marimba instruye a los rapaces.

- Antes de salir para el baile hay siempre que hacer una pera.

     Las vendas de pinos de Ludiña, Crendes y Rego da Fonte quedan detrás, varias mudas de pinos, se ven largas al fondo, cada una con un azul distinto, cada una con una lejanía propia. Sobre ellas los foguetes anuncian sesión vermú en Guiliade.

-  Si no, sacas a una a la pista, y como se friegue a ti, te vas por la pernera, hombre no me jodas, vaya fiasco, me cago en las hermanitas. Ahora, si lo que vas es bailar el suelto entonces no hace falta.

     Pablo de Lapa y José das Eiras ríen que es mucho reír, les va mal, tronzan con la risa. Xaquín también pero menos. En el fondo, aunque se lo calla, ve el consejo del señor Marimba muy atinado, muy esclarecedor.







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