sábado, 12 de febrero de 2022

ANESTESIA (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


 

Pulso click la luz en mi regazo no pasarás miedo click pulso la luz para que te arropen click los cirujanos click los cirujanos enhebran click aman el frío pulso la click luz en mi regazo no pasarás miedo los cirujanos click son emanaciones click criaturas de sótano seres click movedizos la luz se astilla la luz click llega astillada la medusa de luz amarillenta click durante el día mientras los amuletos duermen en el quirófano un pájaro aletea desesperado click  tu voz se astilla tu voz click como una medusa de luz click tu voz bordea el llanto

 

 

 

abrirás los ojos abarcarás la estancia en su comba tu extrema debilidad hallará refugio.

AUNQUE ESTOY DÉBIL (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


(I)

 

Aunque estoy débil,

mi cabeza discierne.

Aunque postrada me veo, bien veo

que nadie viene a saber de mí.

Nadie.

Como no sea por premura

o para reverdecer vuestra ausencia.

Nadie aparece a restañar

esta llaga

que cada poco revive.

Este daño que se oculta

al ojo atento del hombre

y que es la entrada a una tierra

de martillo,

áspid

y mediodía.

 


Esta llaga que nunca 

se extingue del todo,

y que se prodiga en mi alma,

que me lima sin énfasis.

Sin entusiasmo esquilma

la despensa de mi cuerpo.


Esta llaga que

galopa en mi pulmón,

y me amputa el aire. 

 

Como estoy débil,

a veces 

me asedia el hastío. 

 

A veces.

 

A veces de inquietud me avituallo

y sonámbula escamoteo 

los versos más dulces.


(II)

 

A qué vendría, a estas alturas,

fingir, decir que he sido libre

o que ha triunfado la voluntad. 

 

De qué valdría ahora

enfilar un camino

sin maleza

donde no yacen 

las neveras mutiladas

ni el plástico inservible 

de los mataderos. 

 

Basta. 

 

Mis nudillos golpean

la ceniza de este dolor que se filtra

por los desagües.


  Basta, digo.


  Aquí me tenéis.

Haced de mí

cuanto estiméis conveniente.

Pero antes reparad

en los navíos

que zarpan de mi pecho.


Algún día,

si el viento es propicio,

amanecerán

frente a las costas de Ítaca.

EL DILUVIO (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


Acudieron los que conocen

el diluvio,

los que leen su dictamen

y desentrañan su enigma.

 

Hablaban la lengua

de la certidumbre.


Pisaban con el ímpetu

de los monarcas.

 

Entre todos acordaron la purga.

 

Uno quiso ver qué había debajo.

 

Otro pautó dominar los días.


El siguiente,

con voz nublada, añadió:

tan solo veo agallas.


 

Por su parte no hubo más deferencia

que su minuta

extendida con desprecio.


Ni una mención a la botavara

en la que mi pelo seguía enredado.

 



Ni un solo apunte

sobre los anfibios

que, sin prisa,

desocupaban mi boca.


LLUEVE (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


Llueve de una forma anómala.

No hace viento.

La lluvia es vertical.

De una verticalidad impecable.

Los coches despellejan

el agua sobre el asfalto. 

 

Mansamente. 

 

El agua que lame bordillos

y se cuela por las arquetas.

La gente camina en silencio. 

 

Solo hay silencio.

 

Y lluvia.

 

Y oscuras gomas

ocupadas en evacuar

la piel fluvial del asfalto.


DECIDME (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


Cuánta liturgia cabe en el fracaso. 

Cuánta belleza en la derrota.

Cuánta poesía en el dolor.

COMO NIÑOS QUE JUEGAN (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


Como niños que juegan

a los ciclomotores.

Igual que pequeños de azul marino

que taladran el aire,

estrechando

los manillares de la brisa.

Críos que no saben a ciencia cierta

si son o no ciclomotores.

Ignoran aún

el alcance de su delirio.



Ayer en el aula

rascaban la tabla del ocho

sobre la formica del aburrimiento,

y para almorzar comían lechuga 

a regañadientes.

 

El tiempo juega su favor.

 

El tiempo.


  Esa palabra que acecha niños

por la plaza, entre palomas.

Y YO, QUE DE MEMORIA (Las 3 Almas de Carmen Andrade)


 

Y yo, que de memoria te dibujo,

pelando mandarinas

empleo mis tardes,

con las manos enfundadas

en anhelo y escarcha.

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